Monjas Clarisas de Belorado: Historia de una excomunión
El drama en el Monasterio de Santa Clara en Belorado (Burgos) ha alcanzado un punto crítico. Las diez monjas cismáticas excomulgadas por el Arzobispado de Burgos han recibido un ultimátum: tienen solo unos días para abandonar el monasterio antes de que la Archidiócesis inicie trámites legales para su desalojo. El arzobispo de Burgos, Mario Iceta, ha insistido en que las religiosas carecen de título legal para permanecer en las instalaciones, apuntando a los primeros días de julio como plazo prudencial para que abandonen el recinto.
La génesis del conflicto: excomunión y cisma
El conflicto comenzó con la negativa del Vaticano a permitir la venta del monasterio de Derio, lo que llevó a las monjas de Belorado y Orduña a denunciar una “persecución” y a ser acusadas de intentar apropiarse de propiedades de la Iglesia. La situación escaló cuando las religiosas decidieron alinearse con Pablo de Rojas Sánchez-Franco, un obispo excomulgado en 2019 por Mario Iceta, quien entonces era obispo de Bilbao.
¿Quién es Pablo de Rojas?
Pablo de Rojas, nacido en Linares (Jaén) en 1981, es un prelado ultraconservador cuya trayectoria está marcada por la controversia. Nieto de un gobernador civil durante la dictadura de Francisco Franco, ingresó en el seminario en 1996 y fue ordenado presbítero en 2005. Fundó la Pía Unión de San Pablo Apóstol, considerada una secta por el Vaticano. Rojas, autoproclamado Duque imperial y Príncipe elector del Sacro Imperio Romano Germánico, fue excomulgado por celebrar sacramentos sin autorización y apoyar ordenaciones fraudulentas en el Palmar de Troya.
La postura de las monjas: resistencia y argumentos legales
Las monjas clarisas excomulgadas defienden su decisión de romper con la Iglesia católica postconciliar y no admiten la validez de su excomunión. Han calificado el Concilio Vaticano II como un “Latrocinio” y consideran que las leyes de la Iglesia conciliar no se aplican a ellas. La madre superiora del convento de Belorado, Sor Isabel de la Trinidad, junto con otras monjas, ha contratado un equipo jurídico para negociar una solución pacífica con el Arzobispado.
La reacción del Arzobispado: paciencia y medidas legales
Mario Iceta ha declarado que el Arzobispado ha intentado en varias ocasiones abrir un diálogo con las monjas rebeldes, pero todos los intentos han sido infructuosos. A pesar de la denuncia presentada contra Iceta ante la Policía Nacional de Logroño y los Juzgados de Burgos, el Arzobispado sigue buscando una resolución pacífica. No obstante, si las monjas no abandonan el monasterio en los próximos días, se iniciarán los trámites legales para su desalojo.
La situación financiera del monasterio
El arzobispo Iceta ha revelado que las cuentas bancarias del monasterio tienen saldos “pequeños e insuficientes”, que no superan los 6.000 euros. A pesar de esto, el Arzobispado ha asegurado que no han registrado movimientos inusuales en las cuentas. Para hacer frente a los pagos de las facturas, será necesaria una inyección de liquidez por parte de otros monasterios de la Federación de Nuestra Señora de Aránzazu.
La asistencia a las hermanas mayores
El Arzobispado ha manifestado su preocupación por las hermanas mayores del monasterio, cinco de las cuales permanecen en las instalaciones y tres no están allí presencialmente. Iceta ha asegurado que a nivel físico están siendo debidamente atendidas y ha anunciado que monjas de otros monasterios se trasladarán a Belorado para proporcionar asistencia eclesiástica.
Las redes sociales y la financiación
Las monjas de Belorado han estado activas en redes sociales, utilizando su perfil en Instagram (@tehagoluz) para solicitar aportaciones económicas y justificar su negativa a comparecer ante un tribunal eclesiástico. Argumentan que las sanciones canónicas no tienen validez sobre ellas al haberse separado de la Iglesia conciliar.
La legalidad de los inmuebles
Iceta ha subrayado que las propiedades y los inmuebles son “bienes eclesiásticos” y su naturaleza no puede ser alterada sin el consentimiento explícito de la Santa Sede. Ha insistido en que el cumplimiento de la legalidad vigente es la única posibilidad y ha reiterado que la Iglesia sigue esperando a las monjas con las puertas abiertas.
Un Futuro Incierto para el Monasterio de Belorado
El conflicto en el Monasterio de Santa Clara de Belorado es un ejemplo vívido de las profundas divisiones que pueden surgir dentro de la Iglesia católica y las complejidades que rodean las relaciones entre el clero y las comunidades religiosas. La situación ha alcanzado un punto crítico, con un plazo prudencial que se acerca rápidamente, y las decisiones que se tomen en los próximos días serán determinantes para el futuro de las monjas excomulgadas y del propio monasterio.
Las monjas, firmes en su decisión de separarse de la Iglesia católica postconciliar, continúan resistiendo las órdenes del Arzobispado, apoyadas por argumentos legales y teológicos que rechazan la validez de su excomunión. Esta postura desafiante ha llevado a una serie de intentos infructuosos de diálogo por parte del Arzobispado, que, aunque paciente, se prepara para tomar medidas legales si las religiosas no abandonan el monasterio voluntariamente.
El aspecto financiero añade otra capa de complejidad al conflicto. Con las cuentas bancarias del monasterio en niveles críticamente bajos, el Arzobispado y la Federación de Nuestra Señora de Aránzazu están considerando una inyección de fondos para asegurar la continuidad de los servicios básicos. Esta situación refleja la interdependencia entre los monasterios y la importancia de la solidaridad dentro de la comunidad eclesiástica.
Mientras tanto, la situación de las hermanas mayores en el monasterio es una preocupación constante. El Arzobispado ha tomado medidas para garantizar su cuidado físico y espiritual, movilizando recursos de otros monasterios para proporcionar la asistencia necesaria. Este enfoque subraya el compromiso de la Iglesia con el bienestar de sus miembros más vulnerables, incluso en tiempos de conflicto.
El futuro de los inmuebles y las propiedades del monasterio también está en juego. El Arzobispo Iceta ha dejado claro que estos bienes son de naturaleza eclesiástica y que cualquier alteración de su estatus requiere el consentimiento de la Santa Sede. Este punto de vista enfatiza la importancia de la legalidad y la propiedad dentro de la estructura de la Iglesia, y cualquier intento de cambiar esta naturaleza enfrentará una fuerte resistencia legal y administrativa.
El futuro del Monasterio de Santa Clara y de las monjas excomulgadas es incierto. Las próximas semanas serán cruciales para determinar si se puede alcanzar una resolución pacífica o si se necesitarán acciones legales para resolver el conflicto. La comunidad eclesiástica y los fieles continúan rezando por una solución que permita el retorno de las monjas rebeldes al seno de la Iglesia, en un proceso que requerirá paciencia, diálogo y, sobre todo, un compromiso con la reconciliación y la unidad dentro de la fe católica.