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El Rugido de Burgos: Aparejadores Rugby Burgos, Una Historia de Gloria y Superación

En el corazón de Castilla y León, el rugby ha encontrado su hogar en Burgos, donde la pasión por el deporte ovalado ha forjado una historia de gloria y superación. El Club Deportivo Aparejadores Rugby Burgos, conocido por motivos de patrocinio como Recoletas Burgos Universidad, ha pasado de ser un humilde equipo universitario a un titán del rugby español. Este relato épico no solo narra los triunfos en el campo, sino también la dedicación, el sacrificio y la resiliencia que han llevado al club a lo más alto. Desde sus humildes inicios en los años 70 hasta la histórica victoria en la Copa del Rey de 2024, Aparejadores Rugby Burgos ha demostrado que con trabajo en equipo y espíritu inquebrantable, los sueños pueden hacerse realidad. Esta es la historia de un club que ha hecho vibrar a una ciudad y ha dejado una huella imborrable en el rugby nacional.

Los Orígenes del Sueño Ovalado en Burgos

Los primeros ecos del rugby en Burgos se remontan a finales de los años 60, cuando un grupo de estudiantes de la Escuela Universitaria de Arquitectura Técnica (E.U.A.T.) comenzó a practicar este deporte. Fue en el curso 68-69 cuando se formó un equipo para participar en el Campeonato Universitario de España en Madrid, sembrando las semillas de lo que más tarde se convertiría en el Aparejadores Rugby Club. Aquel primer equipo, aunque modesto, dejó una marca imborrable en la historia del rugby burgalés, representando el espíritu pionero y la pasión por el deporte.

En 1971, la pasión por el rugby en Burgos dio un paso significativo. Un grupo de alumnos de la E.U.A.T., con experiencia previa en clubes de renombre como el Atlético San Sebastián y el Club de Rugby El Salvador, decidió formalizar su amor por el rugby inscribiendo al Club Universitario Arquitectura Técnica de Burgos en la Federación Vallisoletana. Ese mismo año, se disputó el primer partido federado en la capital, marcando el inicio oficial del rugby en la ciudad.

La década de los 70 fue testigo del crecimiento constante del deporte en Burgos. Los jugadores, provenientes en su mayoría de la Universidad Politécnica, entrenaban en campos improvisados, atando palos a las porterías de los campos de fútbol para crear sus propias H. Esta era de pioneros vio cómo se formaban y desaparecían equipos, reflejando las dificultades y desafíos que enfrentaba el deporte en sus primeras etapas.

En 1977, un equipo cadete del Instituto de Bachillerato Conde Diego Porcelos participó en el Campeonato de España, quedando subcampeones y demostrando el potencial del rugby burgalés. Este equipo, que más tarde evolucionaría hacia el Rugby Burgos, conocido como Ferroplás, añadió una capa de rivalidad local que fomentó la competitividad y el desarrollo del rugby en la región.

Los orígenes del Aparejadores Rugby Club están llenos de historias de esfuerzo y dedicación. Los partidos iniciales, jugados en campos improvisados y a menudo bajo condiciones difíciles, reflejan la pasión y el compromiso de los primeros jugadores y seguidores. Estos primeros años sentaron las bases para el crecimiento y la eventual consolidación del rugby en Burgos, preparando el camino para los futuros éxitos del club.

Aparejadores Rugby Club: De los Primeros Pasos a la Fusión

El Aparejadores Rugby Club comenzó a consolidarse como una fuerza emergente en el rugby regional durante la década de los 70. Tras la inscripción del equipo en la Federación Vallisoletana en la temporada 70-71, el club enfrentó desafíos significativos, incluyendo la desaparición temporal en la temporada 72-73. Sin embargo, el espíritu del rugby en Burgos no se extinguió. En la temporada 76-77, el equipo reapareció bajo el nombre de Aparejadores Rugby Club, compitiendo en la categoría regional de la Federación de Santander. Su éxito fue inmediato, terminando primeros en su categoría y luchando en las fases de ascenso a la 2ª División Nacional, aunque sin éxito inicial.

La perseverancia del club fue notable. En las temporadas siguientes, el Aparejadores Rugby Club mantuvo su dominancia regional, aunque la fase de ascenso a la 2ª División Nacional les seguía esquivando. La reorganización del rugby nacional en 1978 les permitió finalmente competir en la 2ª División Nacional, manteniéndose en esta categoría hasta la temporada 80-81. Sin embargo, el equipo enfrentó dificultades y, en la temporada 81-82, el club se transformó en el Conde Diego Porcelos Rugby Club. Burgos dejó de tener un equipo competitivo hasta su regreso en la temporada 84-85, a través de partidos amistosos.

La década de los 80 trajo nuevos desafíos y oportunidades. En la temporada 85-86, el club, nuevamente bajo el nombre de Aparejadores Rugby Club, compitió en la Liga de 2ª División Nacional del grupo de Castilla y León. Su desempeño fue destacable, consiguiendo el ascenso a la 1ª División. Sin embargo, la inestabilidad volvió a golpear y el equipo descendió nuevamente a 2ª División. Durante este tiempo, el club experimentó varias fusiones y reorganizaciones, pero siempre mantuvo su espíritu competitivo y su compromiso con el rugby.

La verdadera transformación ocurrió en 2006. Frente a dificultades financieras y organizativas, los clubes Ferroplás Burgos Rugby Club y Aparejadores Rugby Club decidieron unir fuerzas, creando el UBU-Ferroplás Aparejadores Rugby Club. Esta fusión marcó el inicio de una nueva era para el rugby en Burgos. El club combinado ahora contaba con dos equipos sénior, un equipo juvenil y una base de jugadores en categorías infantiles y alevines. Esta unión no solo fortaleció la estructura del club, sino que también consolidó el rugby en la ciudad, permitiendo un crecimiento sostenido en los años siguientes.

La fusión de 2006 fue un punto de inflexión que llevó al club a nuevas alturas. La colaboración y el esfuerzo conjunto de jugadores, entrenadores y directivos dieron sus frutos, permitiendo al club competir y destacar en niveles superiores del rugby español. Esta unión fue el primer paso hacia la gloria futura, sentando las bases para los éxitos que el Aparejadores Rugby Club lograría en los años venideros.

La Ascensión a la División de Honor y el Auge en la Élite del Rugby Español

El camino hacia la cima del rugby español no fue fácil para el Aparejadores Rugby Club, pero la perseverancia y el espíritu indomable del equipo finalmente rindieron frutos. Tras años de competencia intensa y reestructuraciones, el club logró su tan ansiado ascenso a la División de Honor en 2018. Esta promoción fue un hito histórico, marcando el inicio de una nueva era para el rugby en Burgos.

El viaje hacia la División de Honor estuvo lleno de momentos decisivos. En 2016, el club se quedó a las puertas del ascenso, perdiendo en las semifinales ante el CAU Valencia. La desilusión se repitió en 2017, cuando el equipo perdió la final contra el CR La Vila de Alicante. Sin embargo, en lugar de desanimarse, estos reveses fortalecieron la determinación del equipo. En 2018, el Aparejadores Rugby Club finalmente conquistó la División de Honor B al vencer al Ciencias Fundación Cajasol en la final, logrando un ascenso invicto y consolidándose como campeones.

El impacto de este ascenso fue profundo. La llegada del primer equipo del Aparejadores a la élite nacional no solo representó un logro deportivo significativo, sino que también elevó el perfil del rugby en Burgos. La temporada 2018-19 fue su debut en la Liga Heineken, donde rápidamente demostraron su valía al terminar en una destacable quinta posición. Este rendimiento inicial estableció al club como una fuerza a tener en cuenta en la División de Honor.

El éxito en la élite continuó en las temporadas siguientes. En la campaña 2019-20, el equipo terminó en octava posición, consolidando su lugar entre los mejores clubes de rugby de España. La presencia constante en la División de Honor no solo atrajo más atención y seguidores, sino que también inspiró a las futuras generaciones de jugadores en Burgos.

El clímax de este ascenso meteórico llegó en 2024, cuando el Aparejadores Rugby Club hizo historia al ganar su primer título de la Copa del Rey. La final contra el VRAC Quesos Entrepinares fue un espectáculo de determinación y habilidad. A pesar de estar abajo en el marcador, el equipo de Burgos realizó una remontada épica en la segunda mitad, asegurando una victoria por 19-20. Este triunfo no solo significó su primer título copero, sino que también estableció al club como un contendiente serio en todas las competiciones nacionales.

El ascenso a la División de Honor y el éxito continuo en la élite del rugby español han transformado al Aparejadores Rugby Club. Han pasado de ser un equipo con aspiraciones regionales a convertirse en un símbolo de excelencia y resiliencia en el rugby nacional. Este logro no solo celebra el talento y la dedicación de los jugadores y entrenadores, sino también el apoyo inquebrantable de la comunidad burgalesa, que ha estado detrás del equipo en cada paso del camino.

El Legado Vivo: De Manolo Rivas y Chucho Gadea a la Cima del Rugby Nacional

Detrás de cada éxito hay personas cuyo legado trasciende más allá de los logros en el terreno de juego. En el caso del Aparejadores Rugby Burgos, dos figuras destacan como pilares fundamentales en la construcción del camino hacia la cima del rugby nacional: Manolo Rivas y Chucho Gadea.

Manolo Rivas, apodado ‘Patas’, y Chucho Gadea son nombres venerados en la historia del rugby burgalés. Desde los primeros pasos del rugby en la capital hasta la consecución de la Copa del Rey, su influencia ha sido innegable. Como jugadores, entrenadores y líderes del club, ambos dedicaron décadas de su vida al desarrollo y crecimiento del rugby en Burgos.

‘Patas’, un pionero del rugby en la región, fue uno de los primeros en impulsar la formación de un equipo federado en la Universidad Politécnica. Su visión y determinación fueron fundamentales en los primeros años del Aparejadores, estableciendo una base sólida para el futuro éxito del club. Su legado perdura en la memoria de los aficionados y en la cultura del rugby burgalés.

Por otro lado, Chucho Gadea, con su carisma y liderazgo, desempeñó un papel crucial en la unificación del Aparejadores y el Ferroplás para formar el actual Aparejadores Rugby Burgos. Su visión estratégica y su compromiso con el desarrollo del rugby en la región allanaron el camino para el ascenso del club a la élite del rugby español. Su legado es evidente en cada logro y cada triunfo del club.

El legado de Rivas y Gadea no se limita a sus hazañas en el campo. Su influencia se extiende a generaciones de jugadores y aficionados que han sido inspirados por su pasión y dedicación al rugby. Su compromiso con los valores del deporte, como el compañerismo, la disciplina y la superación personal, ha dejado una huella indeleble en la comunidad burgalesa y en el rugby español en su conjunto.

A medida que el Aparejadores Rugby Burgos continúa su ascenso en la élite del rugby nacional, el legado de Rivas y Gadea sigue siendo una fuerza motriz poderosa detrás del club. Su espíritu vive en cada jugador que viste la camiseta del Aparejadores y en cada aficionado que anima desde las gradas. Son un recordatorio constante de que el éxito no solo se mide en trofeos, sino en el impacto duradero que dejamos en los demás.

La Coronación en la Copa del Rey y el Honor del Pregón de San Pedro y San Pablo

La temporada 2023-2024 será recordada como un punto de inflexión en la historia del Aparejadores Rugby Burgos. No solo por la conquista de su primer título de la Copa del Rey, sino también por el honor sin precedentes de ser seleccionado como el encargado de realizar el pregón de las Fiestas de San Pedro y San Pablo en Burgos.

La coronación en la Copa del Rey fue el culmen de años de trabajo arduo y determinación. En una final épica contra el VRAC Quesos Entrepinares, el equipo burgalés protagonizó una remontada impresionante para llevarse el título por un ajustado margen. Este triunfo no solo fue una celebración del éxito deportivo, sino también un tributo al espíritu indomable y la unidad del equipo.

La victoria en la Copa del Rey elevó el perfil del Aparejadores Rugby Burgos a nuevas alturas y consolidó su posición como uno de los principales contendientes en el rugby español. Pero el reconocimiento no se detuvo ahí. En un gesto de honor y reconocimiento, el club fue seleccionado para realizar el pregón de las Fiestas de San Pedro y San Pablo, uno de los eventos más emblemáticos de Burgos.

El pregón, que marca el inicio de las festividades, es un honor reservado para aquellos que han dejado una marca indeleble en la ciudad. Para el Aparejadores Rugby Burgos, fue un reconocimiento a su papel como embajadores del deporte y símbolos de la unidad y el orgullo de Burgos. El presidente del club, Manuel Vadillo, y el capitán, Tomás Carrió, o uno de los jugadores, tuvieron el privilegio de pronunciar el pregón, un momento que quedará grabado en la memoria colectiva de la ciudad.

La coronación en la Copa del Rey y el honor del pregón de San Pedro y San Pablo son testamentos del impacto duradero del Aparejadores Rugby Burgos en la comunidad. Más allá de los logros deportivos, son expresiones de admiración y gratitud